Cap.2: La sorpresa es victoria sobre el secreto.

Cogí un paquete de galletas de chocolate y volví al comedor. Entonces le vi. Era moreno, con los ojos marrones miel, el pelo negro peinado hacia arriba y una mirada atractiva y penetrante. Me puse delante de mi hermano.

-¿Qué tal los talleres?-pregunté.

-Muy bien.-respondió haciendo un poco el tonto.- Nos han juntado a unos cuantos chavales más y a mi y vamos a probar a trabajar juntos.- Miré al chico y intenté recordar su nombre. Creo que era...¿Zayn? Sí, juraría que sí.

Estaban los dos sentados en el sofá y ese chico me miraba. Recorría sus preciosos ojos por mis piernas, ahora desnudas ya que los shorts lilas eran muy pero que muy cortos. Me puse nerviosa cuando me di cuenta de que me miraba.

-Me alegro mucho.-dije.-Bueno, me voy a arriba que tengo que acabar de hacer deberes.-no quería permanecer ahí, no si ese extraño chico seguía mirándome de esa manera.

-Vale.-respondió Louis.

Me fui para arriba y ese misterioso chico que ahora estaba sentado junto a mi hermano me seguía con la mirada. ¿Qué querría?

Subí y me relajé, entonces me llamó Kevin.

-¿Si?

-Pequeña, ¿puedo ir?-preguntó con una voz dulce.

-Te estoy esperando.-contesté picara.

Kevin rió y se despidió de mi.-Vale, púes voy para allí.

-Vale.-sonreí y colgué.

Ordené un poco la habitación y al cabo de nada, Kevin picó a la puerta de casa. Bajé corriendo antes de que mi hermano se levantará, pero él fue más rápido.

Louis se levantó del sofá dejando el mando de la consola en la mesa de cristal de delante de la tele. Zayn esperó sentado a que abriera.

-No se permiten retrasados mentales en mi casa.-le recriminó a Kevin al abrir la puerta y verle. Cerró de golpetazo la puerta y la estampó en sus narices. Kevin esperó, aquello ya era normal en el comportamiento de mi hermano.

Yo bajé corriendo y me cabreé al ver que la historia se repetía.

-Joder Louis, ¿Porque coño le cierras la puerta?

-Ya lo he dicho, porque no se permiten retrasados mentales en casa.-me contestó. ¿Quería hacerse el graciosillo?

-Dejale entrar.-dije muy firme.

-No.-negó moviendo la cabeza.

-¿Porqué Louis? Coño, ¿porque?

-Porque no me gusta que quedes con este tío.-soltó.

-Sí, eso ya lo sé. Pero resulta que es mi novio.-recalqué la última palabra.-Así que dejale entrar.-Louis estaba delante de la puerta impidiéndome que la abriera. De verdad, cuando se ponía cabezota no había quien le entendiera.

-Aunque sea tu novio me sigue sin gustar.-volvió a repetir. Ese chico miraba divertido y eso me cabreó aún más.

-Pero es que me da igual si te gusta o no. A quien le tiene que gustar es a mi.

-Pero haber, ¿tu le has visto bien?

-Sí y la verdad que estoy harta que no nos respetes. Y que estés borde con cada uno de mis novios.

- El respeto hay que ganárselo a más a mi me da igual si tienes novio...-me cogió fuerte de los brazos, la verdad es que me estaba haciendo un poco de daño.- El problema es que tu novio es él.

-¿Y a ti que más te da?-grité enfurecida.

-Púes sí, me importa porque eres mi hermana y no quiero que ningún capullo te haga daño.-no gritó, porque tampoco quería hacerlo.

-Púes muy bien.-me solté fuerte de mi hermano.-Me da igual si te gusta o no, vuelvo a repetir. Y no vas a impedir que siga con Kevin.

Louis me miró enfadado y me gritó.-¡Púes vale, pero cuando te haga daño no me vengas llorando!-se fue con el otro chico y dejó que cayera según él en mi propio error. Así que yo, abrí la puerta.

-Hola.-saludé a Kevin que me miraba extrañado.

-¿Porque has tardado tanto?-le jodía mucho que le hicieran esperar.

-El gilipollas de mi hermano no me dejaba abrir.-le hice entender. Lo dije lo suficientemente alto para que Louis me escuchara.

-Bueno, da igual. Lo importante es que estas aquí y yo también.-me sonrió y se mordió el labio. Yo rocé mis labios contra los suyos, le cogí la mano y le dirigí hacia arriba.

Subimos las escaleras, caminamos por el pasillo y cuando llegamos en frente de la puerta de mi habitación, la abrimos.

Justo al abrirla, Kevin empezó a besarme. Yo me dejé llevar como de costumbre, y nos tumbamos en la cama. Estuvimos besándonos durante muchísimo rato. Nuestras lenguas se entrelazaban en una fusión de sensaciones increíbles y sus manos se deslizaban suavemente por mi piel, haciendo que ella se ruborizara. Estuvimos un rato así y después más de dos horas hablando y haciéndonos mimos.

Él empezó a hacerse el chulo y me cogió por la piernas, me estiró hacia él y yo quedé debajo de su cuerpo. Nos besamos apasionadamente y ya no pudimos parar. Un beso pedía otro beso y ese a otro. Yo quería sentirme dominante, así que le hice girar y él quedó debajo. Yo estaba mucho más cómoda de esa forma. Puse una pierna en uno de sus lados y la otra en el otro. Bajé mis manos, le fui subiendo la camiseta poco a poco haciendo que él se calentara. La estiré y ella quedo fuera completamente. Estaba de torso desnudo. Presioné mi cuerpo contra el suyo y nos seguimos besando. Cada vez todo iba más rápido, como acelerado. ¿Alguna vez no lo habéis notado? Es esa sensación en la cual quieres parar una cosa, que no vaya a más pero hay algo dentro de ti que te incita a seguir, que te parece más atractivo y que no puedes parar. Es como la adicción a una droga, tu sabes que es malo que no estás haciendo algo correcto, que pueden haber consecuencias pero a la vez no puedes dejarlo. Púes así me sentía yo, cada vez más adicta a su cuerpo. A sus perfecciones e imperfecciones. Solo quería sentir sus impulsos, quedarme sorda con los latidos de su corazón, sentir el roce de nuestra despojada piel, sus caricias, sus besos, y todo lo que le rodeaba. Quería sentir todo lo que significaba tenerlo conmigo. No sé, quería sentirlo a él. Como nuestros cuerpos se fundían a salvo de miradas indiscretas.

Pero la sorpresa es victoria sobre la indiscreción y el secreto.

Kevin me quitó la camiseta y se puso en faena con mi sujetador. Yo estaba tan sumergida en sus pensamientos, en sus roces lentos que no me di cuenta que en ese mismo instante entraría alguien en la habitación. Y así fue. Sin comerlo ni beberlo estaba ahí delante, parado mirándonos con cara de sorpresa. Sí, estaba Zayn.

Kevin aún no me había desabrochado el sujetador. Zayn le miró con rabia, como si fuera a pegarle y después le tocó a mi turno, a mi persona. Me miró como decepcionado, pero ni siquiera me conocía. No sé como explicarlo, fue una sensación extraña. Había un chico desconocido hasta hacía pocas horas que nos había pillado a mi novio y a mi en un procesa de calentamiento y ahí estaba mirándome como si le hubiera defraudado y me conociera de toda la vida.

Suspiró irónico, y marchó de la habitación. Yo me levanté corriendo de encima de Kevin y fui a buscarlo. No había caminado ni cuatro pasos, cuando yo le detuve agarrándole del brazo. Volví a sentir algo raro dentro de mi. ¿Sabéis cuando os cortáis un dedo o os hacéis daño y parece que notéis vuestro corazón en la herida? Pues eso mismo fue lo que sentí yo, mi corazón estaba ahora en mi mano como más cerca de él. Me sentí bien tocándole. En ese momento creí que era la persona más tonta de la faz de la tierra.

-Zayn por favor...-le supliqué con la mirada. Por lo visto él se sorprendió porque supiera su nombre, ya que me miró patidifuso.

-¿Que quieres?-respondió rudo.

-No le digas nada a mi hermano.-le pedí. Me lo contaba todo con mi hermano, pero nunca le había contado mi perdida de la virginidad ni esos detalles como más personales. Aunque estábamos muy unidos, él seguía siendo él y yo seguía siendo yo. No hacían falta detalles.

-No tengo porque decir nada.-cogió aire. Me volvió a mirar con esa mirada penetrante, pero esta vez era de enfado.-Tú sabrás lo que haces.-Al decir esto último, se dio la vuelta y se marchó.

Me quedé ahí parada, mirando como se iba. Y noté como me habían dolido esas palabras. Volví a la habitación y le pedí a Kevin que se fuera. El aceptó y se fue. Después bajé y me encontré a Louis y a Zayn viendo la televisión.

-Tienes ahí tu cena.-dijo Louis. Señaló con su dedo índice la cocina.

-¿Sigues enfadado?-pregunté. Miré a Zayn intentando adivinar si le había contado algo. Pero no se atrevió a mirarme.

-No, sólo fue una tontería.- razonó.-Pero sigue sin gustarme ese tal Kevin.-dijo con voz de pito y bromeando un poco.

Le moví el pelo y me reí. Eso era una de las ventajas de tenerle como hermano, era espontaneo y se enfadaba en ese momento, pero luego al cabo de media hora ya se le había pasado todo.

Fui a la cocina y vi unos cuantos trozos pizza en la mesa. Los cogí y me los fui comiendo. Volví con ellos y me senté al lado de mi hermano. Noté que Zayn alguna vez me miraba, pero me molestaba esa idea. Me sentía incómoda después de lo que había pasado minutos antes.

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Dios siete comentarios, de verdad que bien, yo que pensaba que esta no iba a tirar tanto. Me gusta, me gusta*-* 

Bueno, esto empieza a ponerse interesante é.é Espero que os guste♥