C.8: Mírame a los ojos.

Ya estábamos comiendo cuando me atreví a decir.-Justin, ¿estas enfadado conmigo?

-No,¿por?

-¿Y decepcionado?

-Tampoco. Vuelvo a repetir: ¿Por?

-Porque cuando me has llamado esta mañana estabas algo seco y extraño.-le aclaré.

-Es que acababa de salir de la reunión con Scooter y...bueno, ha sido larga, demasiado larga. Estaba cansado.-dijo acachando la cabeza, cosa que no me hizo nada de gracia.

Una de las costumbres que tenía Justin era la de mirarte a la cara cuando te hablaba y en esa ocasión había agachado la cabeza, como si no quisiera que viera que me ocultaba algo. Porque sabía que sus ojos le delatarían.

No me enfadé, no quería volver a hacer un drama. Creer cosas de las que no estaba segura y recriminarle por solo bajar la mirada.

-¿Y de que habéis hablado en la reunión?

-Ya sabes, de proyectos y esas cosas.

Después de comer, volvimos a casa y justo al entrar sonó el fijo.

-________, coge el teléfono.-me dijo Justin.

-Voy.-eché a correr hacía la cocina y lo cogí.

-¿Quien es?

-Tu madre.-rió.

-Ay, hola mamá.

-¿Que tal, hija?

-Muy bien, acabamos de llegar de haber ido a comer.-dije contenta.

-Ah, eso esta bien. Bueno te llamaba para saber como estabais y para decirte que ya hemos sacado los billetes.

-¿Billetes?

-Sí, los del avión.

-¿Ya os vais?-dije apenada.

-Sí, cariño ya nos vamos. Nuestro vuelo sale mañana, ¿vendrás al aeropuerto?

-Claro que si.

-Vale.¿Y bueno, como va tu barriga?

-Bien. Pero aun es muy pronto para que note algo.-reí. Mi madre estaba realmente emocionada.

-Que pena que vivas tan lejos. Sino estaría todos los días en tu casa cuando nazca el bebé.

-Ya...

-Bueno, pero que se le va a hacer... tu vida, desde hace tiempo, esta aquí. En Stratford.-sonrió.

-¿No te gusta?

-Claro que me gusta. Me siento muy orgullosa de ti,______. Realmente orgullosa. Has encontrado todo lo que necesitabas. Tu sueño, una vida cómoda, Justin...y ahora será el bebé.

Reí. Me alegraba escuchar eso.-Oye mamá, tengo que hacer cosas. ¿Hablamos otro día, si?

-Como quieras. La verdad es que yo tengo que hacer la comida.

-¿Aun no habéis comido?

-No, hemos estado paseando por ahí y acabábamos de llegar.

-Bueno, pues te dejo hacer la comida. Adiós mamá.

-Adiós, cariño.

Mi madre me colgó y yo volví a dejar el teléfono en su plataforma para que se cargase.

Justin estaba sentado en el sofá.

-¿Quien era?

-Mi madre.

-¿Que dice?

-Nada, que mañana hay que acompañarles al aeropuerto.-dije apenada.

-¿Ya se van?-preguntó él.

-Sí, ya hoy han sacado los billetes y mañana se van.-dije sentándome a su lado.

Él me abrazó por detrás.

-Estaría bien que se quedaran un poco mas.

-Ya, pero no puede ser.

-¿Sabes?Algún día tendremos que plantearnos ir a España y así les hacemos una visita a Chris y Andrea, ¿no crees?

-Sí, eso no estaría nada mal.-le besé tiernamente en los labios.

Él volvió a besarme pero esta vez con mucha mas pasión, me empujó suavemente y caí sobre el sofá. Empezamos a besarnos con muchísima rapidez, anhelando cada contacto y a entrelazando nuestros cuerpos. Él me acariciaba suavemente provocando que mi cuerpo se alterara y mi piel se ruborizara. Le paré y el me miró. La televisión me molestaba. Quería disfrutar de él sin oír nada. Concentrando plenamente en sus caricias, en sus besos, en el calor que desprendía su cuerpo y en su mirada.

-Apagala.-le sonreí a él y deslicé una mano hacia su pantalón, acariciando todo su torso.

Él estaba encima mio, y sin decir nada, alargo la mano hacía la mesa de delante de la televisión, cogió el mando de la televisión, apretó el botón y la apagó.

Un silencio sensual nos envolvió y nos dejamos llevar por el deseo del cuerpo del otro.

Esa mañana hacía frío. Mucho frío. Me levanté de la cama y me puse un jersey de lana de color marrón. Salí al balcón de mi habitación y pude sentir como el frío me calaba por dentro. Inmediatamente volví a entrar. Realmente no sabía para que había salido.

Bajé las escaleras y me fui a la cocina. Dejé a Justin durmiendo. Estaba tan mono de esa manera.

Tenía la cara pegada a la almohada, el trasero un poco levantado, la sábana dejaba su espalda al descubierto. Lo miré, me lo comería así.

Cuando ya estuve abajo, me dirigí a la máquina Nespresso que teníamos, puse un taza de café y presioné el botón. Poco después el café empezó a salir.

Me senté en la mesa del comedor sola, callada. Poco después apareció Justin adormilado.

-Buenos días _______.-se acercó a mi y me dio un beso.-¿Llevas mucho rato despierta?-dijo mirando mi taza vacía de café que había colocado encima de la mesa.

-No, apenas diez minutos.

-¿A que hora sale el avión de tus padres?-me preguntó dirigiéndose a la cocina a por una taza de café.

-Pues la verdad no lo sé.-reconocí.-Ahora la llamo.

-Sí, mejor. Así sabemos cuando tenemos que ir para allí.

-Vale.-cogí el móvil y marqué su numero.

Me salió mi padre.

-¿Sí?

-Papa.-me alegré al oír su voz. Siempre que le oía me pasaba lo mismo.

-Cariño, ¿que tal?

-Muy bien ¿y vosotros?

-Aquí. Bien también. Preparando las maletas. ¿Vendréis a despedirnos?

-Sí, para eso te llamaba...

-Dime cariño.-me interrumpió.

-¿A que hora salís?

-Dentro de nada nos vamos. Estamos acabando de hacer las maletas y de prepararnos, ¿por?

-Porque si queréis os llevamos nosotros en vez de que coger un taxi.¿Te parece bien?

-Vale, perfecto.

-Bueno, pues nos vestimos y vamos para allí. Adiós papa.

-Hasta ahora, cielo.-Colgué.

-¿A que hora es al final?-me preguntó Justin curioso.

-Vete preparando, dice que dentro de nada van. Me he prestado a llevarles, ¿vale?

-Vale.-dijo contento.

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