Cap.17: Un par de largos años, ya.

-Te amo, _____.-me susurró al oído.

-Yo también.

-¿Recuerdas cuando dijimos en el avión para siempre?

-Claro, como lo iba a olvidar.-reí.

-Que sepas que no bromeaba.-sonrió. Debía marcharse, así que se fue soltando lentamente mientras pronunciaba esas palabras.

-Justin...por favor prometeme que no te olvidarás de mi.-le dije. A cada centímetro que se alejaba una lagrima recorría mi rostro.

-¿Como quieres que te olvide si estás en mi cabeza cada segundo que pasa?

-La gente se olvida...

-Yo no me olvido y menos de ti. Mi vida esta aquí contigo, recuerdalo siempre.

-No quiero que ta vayas aún.-no quería decirlo, pero lo necesitaba y lo solté.

-Y yo no quiero marcharme, pero..._______ preocupate de que me sigas queriendo tú cuando me toqué volver y así en menos de lo que te esperas ya habrán pasado los nueve meses y estaré otra vez aquí.

Me volvió a besar y se marchó. Antes de meter todo su cuerpo dentro del avión, me volvió a mirar, me sonrió y me dijo.-No es un adiós, es un hasta luego.

Sonreí al oír eso, mientras que las lagrimas seguían cayendo de mis borrosos ojos.

El avión despegó y seguidamente desapareció por el claro cielo. Ya no estaba ahí, a mi lado. Sentí tristeza, pero a la vez alegría por haber arreglado las cosas. Pero estaba sin él, no hacía ni cinco minutos que nos habíamos despedido y ya le echaba de menos.

Me volví triste para adentro, con la cabeza agachada. Ahora me esperaban nueve meses sola, sin nadie que me abrazará por la noches, sin nadie que me recordara que no hay que rendirse, sin nadie que me obligara cada mañana a despertarme, son nadie con el que discutir con tonterías y arreglarlo con un simple abrazo, sin nadie. Completamente sola. Sin él era como decir que iba a vivir sin aire. Algo imposible. Serían nueve meses largos y duros, solo podría oírle hablar a través del teléfono. No iba a ser suficiente, pero supongo que es mejor que nada.

Cuando entré me encontré a Alice sonriente al ver que llegaba.

-¿Ha podido hablar con él?-me preguntó.

-Sí.-respondí.-Gracias por dejarme pasar.

-De nada.-agachó la cabeza.-Como ya le he dicho ojalá me hubieran abierto la puerta a mi.-sonrió amargamente.

-¿Que le pasó?-pregunté con curiosidad.

-Tenía un mejor amigo del cual estaba completamente enamorada y nunca le llegué a decir que le amaba. Un día me dijo que se iba y se fue...-suspiró.-Nunca llegué a despedirme de él y le amaba demasiado.-una lágrima recorrió su mejilla, yo solo la abracé. No la conocía de nada, pero simplemente porque me había abierto la puerta hacia mi amor y porque entendía lo que yo sentía ya me caía bien.

-¿Y porque no fuiste?-le pregunté.

-Nadie me dijo que el orgullo hay que comérselo.-la volví a abrazar.

Estuvimos largo rato hablando y luego me marché para mi casa. Cuando llegué me hundí en el sofá y pasé toda la mañana viendo la televisión. Después decidí que un poco de aire no me iría nada mal, así que pensé en ir a Kitchener para mirar tiendas.

Pero esa tarde al final no fui, me quedé dormida en el sofá y por la noche pasé más de dos horas hablando con Justin. Estaba aún en el avión y de vez en cuando oía hablar a la guarra de Rebecca.

Pasaron cuatro días y por fin me decidí a ir a Kitchener. Una mañana cogí el coche y me dirigí hacia allí. En cuarenta y dos minutos llegaría. Iría a comprar ropa, a comer a algún sitio, quizás una película en el cine...ya se vería. Cogí un poco de carabana, así que mi viaje se alargó a una hora. Pero bueno, tenía todo el tiempo del mundo. Cuando llegué, aparqué y me fui a la calle más frecuentada, y con más cantidad de tiendas. Empecé a entrar en cada una y a comprarme todo lo que me gustaba. Así que como os podéis imaginar, mi tarjeta de crédito echaba humo. Arrasé con todas las tiendas y luego empecé a buscar un restaurante para comer. Entonces alguien dio un golpecito a mi espalda y yo me giré.

-¿_________?-me preguntó.

Le miré extrañada.-¿Tu eres...?-tuve que pensar un poco.-¿Jake?¿Jake?

-Dios, cuanto tiempo.-me dio un fuerte abrazo.

-¿Cuanto hace ya?-reí melancólica.

-Un par de largos años, ya.

-¿Solo un par?-pregunté sarcástica.

-Mas o menos diez o por ahí.-rió.

-Solo, verdad solo.-también reí.

-¿Que tal?-preguntó.

-Bien, todo bien ¿y tu?

-También bien. ¿Al final acabaste con Justin?-me preguntó.

-Sí, estamos casados.-sonreí.

-¿Y esta por aquí?

-No, esta ahora de gira.

-Que mal, yo quería saludarle.-rió.

-Bueno, ¿y tu que? Nunca me llamaste.

-Ya..-dijo triste.-Me mudé a Sidney y he perdido el contacto con todo esto.

-Con todo el mundo.-razoné.

-Sí, realmente con toda la gente que conocía de aquí.

-Pués podrías haberme llamado alguna vez, tonto.-contesté.

-Sí, podría haberlo hecho.-contestó mordiéndose el labio.-¿Te apetece ir a comer? Yo acabo de salir de una reunión.

-Sí, la verdad es que estaba buscando un restaurante ahora mismo.-reí.

-Pues ale, va que invito yo.-me sonrió.

Nos dirigimos hacia el restaurante más cercano y comimos. La comida duró dos horas entre risas y explicaciones. Se había ido a vivir a Sidney y estaba en Kitchener por asuntos de trabajo. Decidimos vernos más a menudo. Y también decidimos ir al cine por la tarde.

Después de la película me despedí de él y me fui para mi casa.

Por la noche llamé a Justin.

-Hola cariño.-le saludé.

-Hola, ¿que tal?

-Muy bien ¿y tu? ¿Que tal el viaje?-pregunté.

-Bien, he dormido todo lo que quedaba y después cuando hemos llegado, había mucha gente esperando en el aeropuerto.-rió.-Son increíbles.

-Sí, mucho.-dije contenta.

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Bueno, aquí os dejo el 17(: Colgaré cada dos días, así que a la semana habrá dos capítulos de esta y otros dos de la otra. Espero que os guste<3

+9coments.