C.11: Pensamientos gastados.

Al día siguiente, Justin se levantó mas temprano y me dejo durmiendo. Se vistió sin hacer ruido, bajó a la cocina, se tomó un café a modo de desayuno, cogió el coche y se fue para los estudios.

Ya había llegado, ya estaba por el pasillo principal. Caminaba con paso ligero, despreocupado.

-¡Justin!-grito una voz conocida.

Justin se giro y vio a Scooter.-Ah...Scooter. Te estaba buscando.-anunció.

-Ah sí,¿en serio? Pues yo estuve ayer esperándote toda la tarde y ni apareciste.-dijo bastante molesto.

-Lo siento Scooter. Tenia la ecografia de _________.

Scooter resopló, pero lo entendía. El hubiera hecho lo mismo.-Bueno, si era por eso te lo dejo pasar.-rió.

-En serio tío, lo siento mucho.

-Nada, nada. Que no pasa nada. Aunque deberíamos hablar.

-Vale, ¿Pero que pasa?-Justin estaba muy preocupado.

-Justin no te va a gustar. Mejor hablemos dentro, en mi despacho.

Justin y Scooter fueron al despacho y Justin se sentó en frente del escritorio de vidrio. Scooter con posado serio, se sentó en su silla, abrió el cajón y sacó unos documentos.

Los puso delante de Justin y él se lo leyó por encima.

-No me jodas tío.-Justin abrió la boca de par en par.-No puedo aceptar esto.

-He intentado solucionarlo y cambiarlo pero es imposible.

-¿Como se lo diré?

-Mira, creo que lo mejor es que no le digas nada y yo lo intento arreglar. Esperate, quizás puedo hacer algo al respecto, y si no, pues entonces se lo dices.-Justin asintió angustiado.

Conducía despacio, pausado, sin prisas. Estaba en otro mundo. Un mundo de pensamientos rebuscados y difíciles. A esos pensamientos les había dado mil vueltas durante estos últimos años y durante la última hora, había añadido de nuevos. Sí, nuevos raciocinios que perturbaban a su mente, les daba vueltas, vueltas y mas vueltas. No podía parar de pensar en que no todo iba bien, o por lo menos no iría bien. Estos nuevos remordimientos, se convertirían poco a poco en pensamientos gastados. Demasiado usados.

Volvió a casa cansado. No tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera conmigo. No, definitivamente conmigo no tenía pensado hablar. Por lo menos no esa tarde, buscaría una excusa para no hacerlo.

Estacionó el coche en el garaje y subió las escaleras. Cuando entró, se dio cuenta de que la alarma estaba conectada así que supuso que yo estaba fuera. La desconectó y subió hacia la habitación para cambiarse de ropa, estaba incomodo con la que llevaba puesta.

Ya en la habitación, se descalzó dejando los zapatos sobre la alfombra de al lado de la cama, se puso las zapatillas de estar por casa y rebuscó en el armario intentando encontrar un chándal ancho.

Inmediatamente después de encontrarlo, se lo puso y bajó hacia el comedor. Era un chándal negro 'Adidas' con rayas blancas. En el comedor, se tumbó en el sofá, cogió el mando y encendió la televisión. Allí se quedo, tumbado como una marioneta cansada. Sin hacer ningún signo de vida. Totalmente ausente. Pero seguía pensando.

-¡Joder, es precioso!-grité emocionada.

-¿Tu crees?-preguntó Jazz.-Yo me veo un poco gorda.

Cait y yo la miramos con desprecio.-¿Gorda?-dijimos al unisono.-¿Gorda tu?

-Sí, gorda yo.-entornó los ojos ligeramente.

-Anda, dejate de tonterías.-repliqué.-Gorda tu...de verdad, que tonta llegas a ser a veces.-recriminé.

La niña de Cait empezó a llorar. Ella la sacó del cochecito, la cogió en brazos pegándola fuertemente a su cuerpo y la empezó a mecer. La niña se empezó a calmar por el calor corporal de su madre y los leves movimientos.

Jazz entró al vestidor a probarse otro. Yo esperé fuera, con Cait y la niña. Me encantaba esa niñita, era tan pero que tan mona.

-¿Que le pasaba?-pregunté inocente. Todo ese mundo de pañales y biberones era aún desconocido para mi.

-Pues nada...que empieza a tener un poco de hambre ya.-me sonrió.-¿Que hora es?

Miré mi reloj de muñeca, las ocho y media.-¡Normal son ya las ocho!

-Ya le toca, ya.

-Dios Cait, llevamos aquí en esta tienda des de las tres de la tarde.

-No si lo entiendo, si en cada vestido que se prueba que le queda fenomenal, dice que se ve gorda jamás encontraremos uno que le guste.-pronunció recalcando 'fenomenal' y 'gorda'. Cait resopló.

-Te he oído...-contestó Jazz des de dentro del vestidor con retintín.

-Eso pretendía.- dijo Cait. Ambas reímos.

De pronto Jazz hizo una entrada triunfal, apartando la cortina del vestidor.

-¡Tachan!-grito. Nosotras le miramos con los ojos iluminados. Estaba preciosa.-¿Que como me veis?

-E..e..es..Estas preciosa.-dijimos boquiabiertas Cait y yo.

-¿En serio que os gusta?-volvió a preguntar.

-Obviamente que nos encanta.¡Estas perfecta!-grito Cait. No se puso a saltar porque tenía a Aeryn en los brazos y estaba completamente dormida.

-¡Estas demasiado guapa, mi hermano no se podrá concentrar!-fui hacia ella y la abracé fuerte. Ella se sonrojó al pensar en como la miraría Daniel cuando la viese con ese espectacular vestido.

Era estrecho y liso, perfilaba su cuerpo suavemente. De una especie de tela parecida a la lycra. Blanco, con finos dobleces en el pecho. La espalda al descubierto y con un brocado formando olas y ondas. Los botones en el medio, bajando por toda la espalda, entre una fina tela casi transparente.

La estuvimos alagando durante un rato, ya que su vestido de novia nos encantaba y queríamos que se decidiese a comprárselo.

-Tía compratelo, en serio.-intentábamos convencerla.

-Pero no sé, ¿me queda bien de verdad?-las dos asentimos.-¿lo dicen de verdad?

-¡Que si! Joder Jazz, ¿porque no eres capaz de ver que es precioso y te queda fenomenal?

-Es que quiero ir perfecta _______.-replicó.

-¡Y lo vas! ¡Estas increíblemente hermosa! Ese vestido te queda de rechupete y seguro que cuando Daniel te vea se quedará pasmado, se pondrá realmente nervioso y se ira chocando con todo a su paso.-rieron al oírlo.

-Bueno a mi me encanta y...-Cait no le dejó acabar la frase.

-Ahí esta. Que a ti te guste es realmente lo que importa. Mírate en ese espejo y dinos si te encanta lo que ves reflejado.-señaló uno de los grandes espejos.

Jazz se miró con detenimiento y se fue acercando al espejo como hipnotizada. Se acercó a él hasta que posó su mano sobre su mismo reflejo y lo acaricio con la punta de las yemas de sus dedos.

-Sí, me lo quedo.-anunció decidida. Se volvió a girar hacia nosotras y nos sonrió con lagrimas en los ojos. Estaba realmente emocionada y contenta.

Jazz volvió al vestidor, se cambio y salió con su ropa normal. Fuimos al cajero y pagamos con tarjeta de crédito el coste total.

-Esto.-Cait puso el vestido sobre el mostrador.

La dependienta asintió. El escáner pitó cuando pasó sobre el código de barras de la etiqueta y mostró en la pequeña pantalla el precio del vestido. 10.000 euros por él. Jazz fue a extender su tarjeta, pero yo la paré.

-Es mi regalo de boda, ¿vale?

-No puedo aceptarlo.-me respondió Jazz.

-¿Como que no puedes?¿Te estas quedando conmigo?

-No puedo aceptarlo, es demasiado.

-¡Que va a ser demasiado! ¿Eres tonta o que? Eres mi próxima cuñada, me parece a mi que te mereces el mejor de los vestidos de esta tienda.

-Sí, vale. Pero lo pago yo.-Jazz en este sentido siempre había sido muy ruda.

-¡Que te he dicho que lo pago yo y se acabó!-De tozudez no me ganaba nadie.

-Vale...-refunfuñó en voz muy baja.

Extendí mi tarjeta con orgullo por haberme salido con la mía y la dependienta me cobró con mucho gusto. Normal, se había embolsado diez mil euros. Pero a mi, ya hacía tiempo que no me importaba el dinero.

Salimos de la tienda y fuimos a comer algo a un restaurante. Cait aprovechó y le dio un biberón a la pequeña Aeryn.

Después de cenar, volvimos a nuestras respectivas casas. Yo me llevé el vestido de Jazz, para que Daniel no pudiera verlo. La tradición era la tradición: El novio no puede ver el vestido de la novia hasta el día de su boda y de camino al altar.

Cuando entré a mi casa, vi a Justin tumbado en el sofá viendo una película en la televisión. Parecía que no prestaba nada de atención a la pantalla. Me fijé un poco mas y vi que estaba durmiéndose. Así que me acerqué sin hacer ruido, cogí un cojín y se lo estampé en toda la cara.

-¡Despierta!¡Despierta!-le grité muy fuerte al oído, parecía loca.

Él echó un brinco del susto, yo me empecé a descojonar y el me miro patidifuso. En ese momento, acabo de decidir lo que, en realidad, llevaba pensando toda la tarde. Me vio riéndome, siendo feliz y no quería estropearme esta felicidad. Entonces, se hizo un pacto a si mismo: Nunca haría ni diría nada que pudiera borrar una sonrisa en mi cara. Así que no me lo iba a contar. Ya estaba decidido, no me explicaría nada de lo que le había explicado Scooter hasta el último momento, cuando ya no había mas remedio que contar la verdad.

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Bueno aquí os dejo el capítulo 11. Haber si os gusta*-* Gracias por las 50.000 visitas! Estoy muy emocionadisima y por los 92 seguidores*-* Esque bf...sois muy grandes todas. Gracias por leeros mi novela.

Mas preguntas:

-¿Creeis que ha hecho bien Justin al no contaroslo?

¿Sabeis que? El otro día una chica colgó una cosa en un grupo de Justin Bieber y me recordó a mi novela. Os lo dejo, porque a mi me hizo mucha gracía:')

Al parecer Justin bieber tiene una nueva bailarina

aun no conosemos el nombre,pero se dice que esta

chica tiene enbobado a justin,tal ves por su belleza

o sus movimientos de baile,lo unico que sabemos

aparte de esto es que Selena Gomez esta Super Celosa.

¿Os recuerda a algo:')?

+5coments.